lunes, 11 de mayo de 2009

Gran Pantalla


Let the Right One In (Déjame entrar)

Confieso que despotriqué bastante de la traducción al español del título de esta película sueca de buena fama en Sitges. Deformación profesional, qué le vamos a hacer, no entendía por qué, si el título dejaba meridianamente claro que hay que tener cuidado en no dar permiso para entrar en nuestra parcela de vida o de realidad a según qué personas o acontecimientos que nos pueden acabar haciendo daño, la traducción al español daba a entender una simple petición de entrada, a caballo entre el mandato y el ruego. Después de ver la película, quiero pensar que el que así la ha titulado, la ha visto antes de hacerlo y que, después, ha entendido que ése, y no otro, debía ser el título del film. El porqué del acierto en titularla así, lo tenemos más o menos a media película, cuando la niña-vampiro está a punto de sucumbir para siempre al no ser invitada a entrar explícitamente en casa de su amigo y, por ende, en la vida de éste. Es un momento un poco ambiguo en cuanto a las razones de por qué esto puede acabar con la niña y creo que el director de la película ha buscado esa ambigüedad por algún motivo y que es tarea del espectador encontrarlo.

Pero metámonos en harina, que por ahora hemos lucubrado bastante. La película es una delicia desde el momento uno hasta el final. Nos lleva de la mano por un paisaje de naturaleza helada, metáfora de la existencia de la niña-vampiro y de su bloqueo emocional, que va deshelándose lentamente hasta eclosionar en una tímida –pero no por ello menos sincera- primavera de colores y de sentimientos. Nos muestra como pocas películas el zarpazo del amor y de la violencia entre niños que están a punto de dejar de serlo. Y lo que hace única a esta película es que consigue mostrarnos la pureza en ambos casos: una violencia sin domesticar que no tiene otra causa aparente que la de la afirmación del macho alfa en la manada y un amor sin cortapisas, de una entrega total y absoluta, no sujeto a requerimientos ni a estereotipos, cuya inocencia supina no hace sino magnificarlo.

Recomiendo que se vea en versión original en lo posible, ya que el sueco completa la banda sonora de la película –serena y bella, por otra parte-, dotando a los diálogos de las aristas y el laconismo necesarios, que sólo un idioma de estas características puede conferir. El romanticismo y la nocturnidad propios de la cruel existencia del vampiro completan este cuadro glacial en la superficie y cálido en el interior.


By SISTER

2 comentarios:

  1. La vi la semana pasada y la verdad es que me sorprendió para bien. Me esperaba otra película...y quedé maravillado con los actores protagonistas (quise ser "drubito" por un rato, la fotografía(fría,suave y con mucho desenfoque en primeros planos), por esa verdadera historia de amor contada con gestos y miradas y no con palabras ni topicazos.

    keko

    ¡muy buena crítica! da gusto leerte.

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  2. La vi el otro día y aluciné.
    No pensé que una película de vampiros pudise llegar tan hondo.
    Las imágenes hacen de ésta una obra maestra, no hay más que ver lo intimista que resulta la fotografía, y lo bien que tratatan el color...

    de verdad, me pareció realmente estupenda.

    Erea


    :)

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