martes, 14 de diciembre de 2010

Los Mejores Discos de 2010

UNO




Standstill. Adelante Bonaparte

Si en la lista de los mejores discos del año pasado no se asomaba ningún grupo nacional, felizmente este año vuestros votos le han dado la vuelta a la tortilla.

Pese a lo arriesgado de su propuesta - un triple ep de esqueleto acústico- los barceloneses nos han vuelto a conquistar, eso sí, tras bastantes más escuchas que en anteriores ocasiones.

Adelante Bonaparte es un hermoso viaje que nos lleva desde la infancia a la madurez. Un trabajo conceptual, exquisito en los arreglos y la instrumentación, con mucho Serrat y mucho Pink Floyd, con melodías de esas que te agarran por dentro y un mensaje sencillo, emocionante y radicalemente honesto.

Enric Montefusco, Riki Falkner, Piti Elvira y Riki Lavado se llevan el oro de este año y yo me alegro, porque este grupo es un ejemplo de talento, integridad y amor por la música.




DOS





Grinderman. Grinderman2

Un manada de lobos anda suelta y hambrienta. Lo que nació como divertimento y desahogo de Nick Cave fuera de los Bad Seeds parece sacudirse de un zarpazo la etiqueta de proyecto paralelo en su segunda entrega. En este pedazo de disco -mucho más variado que su predecesor- el genio australiano vuelve a predicar subido en estridentes y sucias guitarras. Vestido de negro, por supuesto.




TRES





Arcade Fire. Suburbs

Cantado no, lo siguiente. Así estaba la aparición del tercer disco de los canadienses entre lo más granado del año. Y es que estas damas y caballeros están arrasando literalmente como, de hecho, comprobamos en sus directos de Madrid y Barcelona. Y entre sus fans aquello de "Funeral es Funeral pero el último cuanto más lo escucho más me gusta".




CUATRO


Dos discazos empatados a votos en cuarto lugar. A cada cual mejor.





Midlake. The Courage of Others

Pues no, en Texas no solo hay vacas y m...también hay grupazos como Midlake. The Corage of Others es una preciosidad cargada de melancolía y talento. Tim Smith y sus chicos consiguen una perfecta armonía entre la música tradicional de las islas británicas y los sonidos post-ok computer.







Alain Johannes. Spark


Sentido, puro y brillante. El tramo final de 2010 nos deparaba una magnífica sorpresa por parte de un viejo conocido. El otrora lider de Eleven rinde un hermoso homenaje a Natasha Shneider, la que fue su compañera en la música y en la vida.




CINCO


Ni uno, ni dos, ni tres...sino seis son los discos empatados en la quinta posición. Nada que ver entre sí, pero todos buenos.






Tindersticks. Falling Down a Mountain

Debutaron en el 93, pero queda claro que los de Nottingham y su elegancia tienen cuerda para rato.





Gogol Bordello. Trans-continental Hustle


Eugene Hütz y sus mestizos nos brindan otra exquisita locura de punk-gitano-ucraniano. Bravo!






Deftones. Diamond Eyes


El nu-metal está más muerto que la muerte y el último disco de la banda de Sacramento se cuela en el ranking... Será por algo.






Massive Attack. Heligoland


Parace ser que los fundadores del sonido Bristol son incapaces de hacer un disco malo o de defraudar a sus fans.






The National. High Violet


Unas buenas melodías de pop-rock y la voz de baritono de Matt Berninger situan a los de Cincinnati entre lo mejor del año






Wovenhand. The Threshingfloor

David Eugene Edwards nos regalaba en junio esta joya preñada de misticismo y oscuridad.



***

Y estos son los que a vuestro juicio, fronterizas y fronterizos, han sido los mejores discos de 2010.


En los estertores del segundo año para La Última Frontera quiero dar las GRACIAS a


WINDIGO, SISTER y BARCHETTO por su valiosa colaboración. Es un honor para mi publicaros y leeros.


A todos los que habéis participado en la votación.


Muy especialmente a todos aquellos que habéis pasado un solo segundo de vuestro tiempo en La Última Frontera.


Esta es vuestra casa.




viernes, 10 de diciembre de 2010

Tocad, tocad, malditos...


Toda su gloria

WOVENHAND. Sala Caracol. Madrid. Jueves 9 de Diciembre.

He tenido que esperar al frío mes de Diciembre para presenciar, a mi juicio, el mejor concierto del año. Aunque no sé si concierto sería la palabra exacta para definirlo.

Tras la estupenda actuación de los multi-instrumentistas griegos de 7 Seas Duet, el telón de la Sala Caracol se abría para mostrarnos al reverendo Edwards y su banda al tiempo que empezaban con una estupenda versión del Heart and Soul de Joy Division. Acto seguido comenzaba un repaso a su más reciente trabajo discográfico, interpretando prácticamente en orden la primera mitad de The Threshing Floor justo hasta His Rest, que por cierto sonó especialmente dulce.

Llegados a este punto DEE, absolutamente en trance, ya tenía hipnotizados a todos sus fieles. Y es que los allí presentes no podían parar de mirar y escuchar a esa mezcla entre hombre-medicina navajo y predicador tatuado. Para entonces sus botas ya se habían tornado serpientes de cascabel y sus invisibles manos ya habían dibujado sombras en nuestro interior mientras su voz filtrada nos hablaba del cielo y el infierno.

A continuación fueron retrocediendo en su discografía para ofrecernos la estupenda Kingdom of Ice de Ten Stones y versiones especialmente potentes de temas clásicos como Speaking Hands, Tin Finger y la excelente Your Russia, con la que la banda de Colorado abandonaba el escenario mientras sonaban cantos rituales nativo-americanos.

Y si hasta entonces no había habido ni rastro de Mosaic, el momento más emotivo de la noche llegó cuando, banjo-mandolina en mano y acompañado por los integrantes de 7 Seas Duet, Edwards nos regaló una sobrecogedora versión de Whistling Girl ¿Y depués qué? Después Ordy Garrison atacó a su batería para iniciar la genial y demoledora Winter Shaker en la que todos nos dejamos la garganta gritando "Ale Aleluyah".

Para cerrar, una oscura y saturada jam de ritmos ultrapesados decía adiós a una inolvidable noche que me tocó en lo más profundo. Una noche en la que DEE y sus muchachos demostraron que todavía hay gente que entiende la música de un modo distinto y que Wovenhand es una de las bandas más sinceras y especiales que se puede ver sobre un escenario.