Foo Fighters. Wasting Light (2011)A estas alturas, todo el mundo sabía que este es el año de
Foo Fighters. Que si disco grabado en un garage, colaboraciones del señor
Novoselic y el señor
Vig, el regreso de
Pat Smear a la formación y sobretodo con una promoción mediática sencillamente acojonante y una gira mundial
Super XL. Osea que solo faltaba escuchar el disco y ver si detrás de tanto bombo había música o no. Y la respuesta es sí.
Por si hay algún despistado dejemos claro antes que nada que si en
Wasting Light buscas
canción de autor o
rock experimental, lo llevas claro. Lo de los
Foo es
rock de estadio inmediato y guitarrero del que le gusta hasta a mi madre. Pero tampoco tenemos que explicarle a nadie que comercialidad y calidad no son terminos antagónicos ¿no?
El disco empieza como un misil con un redoble de batería
nevermindiano y un tema,
Bridge Burning, que deja bien claro que los
Foo ya no se conforman con un pedacito del pastel. A continuación
Rope, un
hitazo con una estructura compositiva -sobretodo el puente- de enorme talento. Seguimos para bingo con un tema de rock clásico, gran sentimiento y preciosa melodía como
Dear Rosemary y esa genial macarrada
hardcoreta -que le guiña el ojo a los
Wattersheld o
Winnie Vinnie de su debut- llamada
White Limo. En
Arlandria y
These Days nos topamos con la canción prototipo del disco: melodías que enamoran en equilibrio con rockeras guitarras con la distorsión justa y gran energía y calidad en las baquetas, y es que
Taylor Hawkins es muuuy bueeeno.
Llegados a este punto, la cosa atraviesa un pequeño bajón con
Back and Forth y
A Matter of Time, para recuperarse con
Miss the Missery, un gran tema con un inicio en claro homenaje a los mejores
Alice In Chains y la preciosa
I Should Have Known.
Y para cerrar este estupendo disco,
Walk, un tema no apto para diabéticos que sacudiéndose cualquier atisbo de alternativismo muestra a un
Dave Grohl y compañía encantados con su rol de gran banda de rock para todos los públicos y que -tocada con los suficientes cojones... y los tienen- seguro que suena increible el 6 Julio en el Palacio de los Deportes de Madrid.
www.foofighters.com El Hombre Blanco. La Estrategia del Caracol (2011)He visto a
Álvaro Delgado componer un puñado de buenas canciones, buscar su orden adecuado, dar cuerpo y formato a la idea hasta convertirlo en un disco, darle una y mil vueltas, fruncir el ceño, menear la cabeza hacia los lados en señal de inconformismo, retroceder sobre sus pasos, esperar, buscar, componer más temas, volver a darle formato hasta tener el disco deseado, excluir a ultimísima hora una canción e incluir en su lugar otra igual o mejor, para dar finalmente con la tecla y crear el disco tal y como estaba escrito que tenía que ser. Hay que amar de verdad lo que haces para no conformarte sencillamente con “algo” o incluso con “algo bueno” y seguir siempre adelante en perpetua e incansable búsqueda de lo mejor. Eso es lo que hace
El Hombre Blanco. Y cuando alguien trabaja así, el resultado suele rozar la perfección.
La estrategia del caracol nos muestra a un Hombre Blanco maduro, con los pies en la tierra, despojado quizás de ciertos sueños o ilusiones, pero resuelto a levantarse del suelo tantas veces como caiga, para continuar la andadura. Líricamente, este Hombre Blanco huye de esa estéril retórica surrealista que pierde a muchos autores, que lejos de entender sus propias letras, acaban haciendo de éstas un ejercicio de esnobismo pretencioso donde los haya. Muy al contrario, las letras de este disco son directas, honestas, vitales, están escritas con humildad y denotan trabajo y espíritu de superación. A nivel vocal, el salto de calidad respecto a su predecesores Piezas Rescatadas y Versiones Apocalípticas, es notable. Melodías vocales más complejas, menos lineales, tesituras agudas no exploradas hasta entonces... La ocasión lo requería. Todo ello combinado con un sonido redondo, pulido, cálido en Y aquí estoy o No te alejes; moderadamente melancólico en Perdido o Soy; desgarrador en Empiezo a caminar y Nacer Crecer; un sonido que alcanza su clímax en la enorme La claridad. ¿Qué más puedo decir? Sólo que no hay, al escuchar La estrategia del caracol, lugar para la duda o la cavilación. Pues por sí sola, esta obra musical es una verdad incontestable.
Por WINDIGO
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